Entre el 10 y el 11 de agosto de 2025, la Ciudad de México registró lluvias de intensidad histórica. El domingo 10 de agosto, el pluviómetro del Zócalo marcó 84 milímetros de precipitación, cifra que superó el récord anterior establecido en 1952. Este volumen representó más de 24 millones de metros cúbicos de agua acumulada en la capital en pocas horas.
Las precipitaciones ocasionaron inundaciones en vialidades principales, afectaciones en colonias de diferentes alcaldías y cortes de energía eléctrica. Las zonas más impactadas incluyeron Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztacalco y Venustiano Carranza.
Impacto en el transporte y la movilidad
La tormenta del 10 de agosto afectó de manera inmediata la operación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), con múltiples vuelos cancelados o demorados. El lunes 11 de agosto, el aeropuerto continuó con retrasos y cancelaciones, lo que impactó a decenas de miles de pasajeros.
El transporte público también sufrió interrupciones. El Sistema de Transporte Colectivo Metro reportó afectaciones en varias líneas, y la estación Hangares, en la Línea 5, fue cerrada de forma temporal. Asimismo, se registraron retrasos en las líneas 2 y 3, mientras que el servicio de Metrobús operó con demoras debido a encharcamientos en distintos puntos de la ciudad.

12 de agosto: nuevas lluvias y alerta máxima
En la madrugada del martes 12 de agosto, nuevas lluvias torrenciales provocaron que el AICM suspendiera operaciones nuevamente. Varias alcaldías, como Gustavo A. Madero, Iztacalco, Miguel Hidalgo, Milpa Alta y Venustiano Carranza, se mantuvieron en alerta roja por la intensidad de las precipitaciones.
Los pronósticos meteorológicos indicaron que la combinación de canales de baja presión, vaguadas y la entrada de humedad favoreció la formación de tormentas con descargas eléctricas y granizo durante la tarde.
Contexto climático y retos para la ciudad
Especialistas atribuyen la magnitud de las lluvias a factores como el cambio climático y la saturación del sistema de drenaje, que en muchos puntos se encuentra colapsado u obstruido por desechos. Este escenario ha intensificado el riesgo de inundaciones y ha evidenciado la necesidad de reforzar la infraestructura pluvial para enfrentar eventos meteorológicos extremos.









