Agentes de seguridad iraníes capturaron violentamente este viernes a Narges Mohammadi, laureada con el Premio Nobel de la Paz 2023. El operativo ocurrió mientras la activista honraba la memoria del abogado Khosrow Alikordi, a quien hallaron sin vida en su despacho la semana anterior.
Desde su residencia en París, Taghi Rahmani, esposo de Mohammadi, confirmó que los oficiales apresaron a la mujer de 53 años en la ciudad de Mashhad. Asimismo, detalló que las fuerzas del orden se llevaron también a la reconocida activista Sepideh Gholian.
Por su parte, la Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos (Hrana) difundió fotografías que muestran a Mohammadi en el evento con la cabeza descubierta. Con esta acción, la Nobel desafió abiertamente la imposición gubernamental que obliga a las mujeres a portar el velo islámico en la vía pública.

Narges Mohammadi lucha por los derechos humanos
Narges Mohammadi desafía abiertamente al régimen de la República Islámica mediante un activismo incansable. A causa de su firme defensa de los derechos humanos durante décadas, las autoridades iraníes la encarcelaron en reiteradas ocasiones, convirtiendo su vida en un ciclo constante de entradas y salidas de prisión.
En este contexto de represión, la activista obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 2023. En aquel momento, ella purgaba una sentencia de casi 14 años, pues el sistema judicial la acusó de conspirar contra la seguridad nacional y de difundir propaganda antigubernamental.
Más recientemente, en diciembre de 2024, Mohammadi recuperó su libertad de manera provisional por motivos de salud. Afortunadamente, desde esa fecha hasta el presente incidente, la laureada logró permanecer fuera de los centros penitenciarios.

Mohammadi denuncia abuso en las prisiones
Durante su reclusión, la activista documentó rigurosamente los abusos y el régimen de aislamiento que sufren las mujeres encarceladas. A través de misivas y declaraciones enviadas a la cadena CNN, Mohammadi expuso diversos episodios de violencia sexual que tanto ella como otras compañeras han padecido en múltiples centros de detención desde 1999.
Según su testimonio, agentes de seguridad, funcionarios de prisiones e incluso personal médico perpetraron agresiones físicas y sexuales contra presas políticas y reclusas comunes. Con estas revelaciones, la Nobel señala directamente a los responsables institucionales de estos atropellos.












